lunes, 3 de mayo de 2010

LA MÚSICA - en you tube -

CAPÍTULO VIII


LA MÚSICA


La composición musical es la manifestación de arquetipos por el arreglo rítmico formalizado del tono. Es la representación de aquello que es percibido por el oído interno; es lenguaje por el cual la intuición del artista se comunica con las intuiciones de la humanidad. Por correspondencia, podemos decir que la prosa es a la poesía, lo que la poesía es a la música tres “octavas” de arte comunicativo. La música es la transcendencia del lenguaje; si las palabras son símbolos de sonidos de identidades, los tonos son los arquetipos de los sonidos, y su manifestación artística en patrón y estructura por la combinación de melodía, armonía, ritmo y tiempo; es un “lenguaje que trasciende en poder al lenguaje de las palabras”. El lenguaje de la palabra es una comunicación relativamente limitada; su comprensión depende de un ejercicio especializado del intelecto. El lenguaje del tono, esencialmente arquetípico, depende del ejercicio de la intuición y la respuesta emocional; su incentivo es hacia el impulso instintivo humano de realizar la idealidad. La magia - y es una de las más grandes de todas las magias - de la melodía y de la armonía trasciende la separatividad de la conciencia nacionalista de la cual es derivada la variedad separada del lenguaje de la palabra. Responder a la música es oír la idealidad y las facultades especializadas de los músicos ejecutantes e interpretadores del mundo con “canalizaciones por medio de las cuales se comunican mensajes de gran belleza y verdad a la conciencia anímica de la humanidad”.
La tríada planetaria de la “comunicación” es la de la Luna, Mercurio y Neptuno.
Estos tres planetas representan las tres octavas de la mentalidad: la mente subconsciente del instinto y el sentimiento; la mente concierne del intelecto; y la mente súper-consciente de la percepción del arquetipo, respectivamente. Todos los seres humanos no importa cuan
primitivos, participan de las dos primeras de estas octavas porque todos están capacitados para organizar la opinión (la Luna) por el sentimiento subconsciente y todo el que puede hablar tiene la facultad del ejercicio del intelecto (Mercurio). Sólo aquellos que son capaces de percibir y expresar los arquetipos son los que funcionan conciente y constructivamente en la tercera octava de Neptuno, como “enfocador” de la vibración de Piscis, el signo mudable de la trinidad de agua, iniciada por la Luna a través de de Cáncer, polaridad del Virgo de Mercurio, y signo de la décima casa del Géminis de Mercurio. En sus cualidades regeneradas y espiritualizadas, Neptuno simboliza las facultades más trascendentales de la conciencia humana, la de la comunicación con el Yo Superior y la conciencia de la existencia del arquetipo. Estudiemos el símbolo astrológico de Neptuno:
Esotéricamente, este símbolo representa el tridente del dios del océano, como tal lleva a cabo la representación literal personalizada por la cual fueron enseñados los principios de vida a los no iniciados, de mentalidad prosaica, de los tiempos antiguos.
Esotéricamente, no es ningún tridente; el semi-círculo vuelto hada arriba es el cáliz o. los brazos alzados del diámetro horizontal de la cruz cardinal del Gran Mándala - el “varón 
hembra engendrado” de la humanidad. La línea vertical es lo mismo que la del Gran Mándala la línea generadora de la paternidad o maternidad, humana o divina. El pequeño círculo al fondo del símbolo es la “semilla del cuerpo de alma de la humanidad que es “estimulado a nueva vida” por poderes divinos. El pequeño círculo es análogo al “punto de Cáncer del Gran Mándala” y en este símbolo es la semilla de todas las realizaciones perfeccionadas, la matriz del “Dorado Traje Nupcial”. Este símbolo es verdaderamente uno de los más bellos de la astrología. Es simétrico, y su verticalidad es contrabalanceada por la amorosidad de los brazos abiertos levantados del semicírculo como un árbol con sus ramas levantadas o un ser humano con sus brazos levantados en un éxtasis de reverencia, de aspiración o de alegría. Ahora para adaptar este símbolo al de Venus que está exaltado en Piscis:
La cruz al fondo del símbolo de Venus está cerrada (redondeada en el círculo perfecto de la “conciencia anímica”; el círculo del símbolo de Venus está abierto al cáliz que recibe lo divino. En esta “abertura de Venus” vemos el secreto de la naturaleza trascendental de Neptuno: la belleza de la manifestación perfecta que Venus simboliza es realmente la formalización de la belleza esencial de Neptuno. Si Venus es la belleza de la simetría, el diseño y el ritmo en el arte, Neptuno es la belleza de la simetría, el diseño y el ritmo cósmico; si Venus es la belleza de la manifestación perfecta, Neptuno es la belleza del arquetipo; si Venus es el altar o santuario, Neptuno es el dios a quien está dedicado el santuario; si Venus es el mito esotérico creado para trasmitir una alegoría espiritual, Neptuno es el principio de vida personificado por el mito; si Venus es la melodía que conmueve el corazón, Neptuno es la memoria arquetípica de la experiencia que es estimulada por la melodía; si Venus es el bello gesto o movimiento del bailarín, Neptuno es la esencia de la realización emocional o espiritual expresada por el gesto; si Venus es la
progresión armoniosa de colores que es la “vida” de la pintura, Neptuno es la visión interna
del pintor; si Venus es la belleza compuesta de la melodía, la armonía, el ritmo y el texto de
una canción perfectamente forjada, Neptuno es aquello que es trasmitido como estímulo espiritual a través del compositor, de ahí a través del cantante, a la audiencia.
La feminidad de Neptuno es representada por el semicírculo vuelto hada arriba. La línea horizontal es abstractamente femenina como la esencia de “aquello que es afectado por una causa”, pero este semicírculo enfoca un sentimiento de “receptividad” mucho más intenso. Para geometrizar: si encerramos la estructura del símbolo de Neptuno en un círculo del cual el punto central es la unión del semicírculo y la vertical, y si usamos la vertical completa del círculo como la vertical del símbolo de Neptuno es interesante e iluminador notar que los dos brazos del semicírculo cortan el círculo exterior en los puntos correspondientes a Escorpión y Piscis del mándala astrológico. Estos dos signos, más el “punto de Cáncer” del pequeño círculo al fondo del símbolo de Neptuno comprenden la tríada de los símbolos de agua - el principio femenino - hembra del zodíaco y la facultad
triuna de sensibilidad simpática de la cual la vibración de Piscis representa la octava más impresionable e hipersensible. Así es que tenemos la aspiración del hombre mujer abierta al flujo de poderes inspiradores para encender la “semilla” de la conciencia del alma. Esto, en breve, es el cuadro de la inspiración en la acción; es el cuadro de este factor sutil en la naturaleza por el cual el instrumento humano se convierte en vehículo de lo divino (concientemente) a través de procesos espiritualizados. Neptuno es, por lo tanto, el principio de la instrumentación y su poder es hacer instrumentos de todos los artistas por los cuales pueden ser efectuadas las comunicaciones arquetípicas.
Nota al calce:
Lo anterior es en pleno reconocimiento del hecho que “el rayo de Neptuno lleva lo que los ocultistas conocen como el Fuego del Padre, la luz y la vida del Espíritu Divino, que se expresa como voluntad”. Al igual que todos los demás planetas, Neptuno tiene su octava “reflectora” así como “expresiva”. La polaridad femenina de la cualidad de Neptuno es la de nuestra capacidad de responder a estímulos de octava superior por medio del entonamiento inspirador. Neptuno, en este respecto, es el símbolo arquetípico de nuestras cualidades místicas. Un gran actor o músico proyecta (dinámicamente) por medio de su actuación, interpretación y composición. Eso representa su Neptuno dinámico. El entonamiento con los arquetipos y la respuesta a los impulsos inspiradores de lo Alto es la polaridad femenina de este funcionamiento.
Todo artista manifestador (creador) es sacerdote ya que es “mediador” entre lo divino y lo mortal en la humanidad y en ningún otro arte cumple el interpretador el papel de acólito más profundamente que el cantante o el músico instrumentista. La fusión del valor musical con el valor de la palabra inherente en el arte de la canción es el compuesto de lo abstracto de la música con lo concreto del lenguaje. Las palabras de las oraciones poéticas y las notas de las frases musicales son mezcladas en una alquimia mágica extraña, por las cuales la palabra poética es intensificada y la idea musical es “concretada”. Puesto que el tono es el arquetipo del sonido y las palabras el efecto de sonidos compuestos, el arte de la canción es por tanto el arquetipo del arte de la lectura poética. El gran manifestador de la
canción es el que percibe intuitivamente el valor musical inherente en el texto literario y por el ejercicio de una fusión de percepciones estéticas, el cantante amalgama estos factores en la presentación completa de la mezcla del arte literario y el arte musical. El solista instrumentista y director de orquesta cumplen un “acolitado” semejante en los reinos de la música más puramente abstracta; la orquesta, bajo dirección, es una combinación de
muchos “acólitos” quienes (cada uno a su manera) contribuyen a la perfección musical total. Usted preguntaría, ¿qué tiene todo esto que ver con la astrología? ¿Dónde y cómo debe hallarse la música en un horóscopo? Veamos:
Una partitura musical (líneas y espacios agrupados en compases) se podría escribir en una forma circular, teniendo todas las notas rasgos verticales dirigidos hacia el centro del círculo. La nota más baja de la partitura sería análoga a la circunferencia del círculo astrológico, la nota más alta sería análoga a un círculo cercano a la rueda. En los pentagramas sobreagudos y graves de la línea musical ordinaria, tenemos cinco líneas para cada pentagrama más la línea del medio del “do intermedio” - once líneas en total -. Forme un círculo lo suficientemente grande para contener diez círculos concéntricos y subdivídalos en doce secciones tal como el mándala astrológico es seccionado en las doce casas. Aquí tenemos, el “Sol grave” del pentagrama bajo, correspondiente a la circunferencia astrológica como “emanación” del punto Ascendente - el atributo físico, la vibración más densa -. El “Fa alto” del pentagrama sobre agudo es el más interno de los círculos encerrados y puede tomarse para corresponder simbólicamente a la vibración más espiritual de la conciencia humana, análoga a la vibra-don de Piséis en el Gran Mándala.
La mitad superior de este diagrama - un círculo encerrando otros diez semicírculos es un cuadro simbólico del arco iris - el espectro del color natural, que tiene rojo, la vibración de color más densa, como la parte exterior del arco, y púrpura, la vibración más rápida, en el interior, más próximo (a lo que sería) el “centro del círculo del cual el arco iris es un arco mayor”. Aquí tenemos en un solo dibujo, espectro de color, espectro de tono, y el espectro astrológico de la conciencia de la humanidad. Dibuje este cuadro y considérelo como “gradación de color”, “gradación de tono” y “gradación de conciencia”.
Si enderezamos el radio de Aries en una vertical y desenvolvemos el círculo compuesto en un cuadro horizontal recto, obtenemos el espectro tonal en una sección especificada de la “gran escala musical”. Cambie los signos de la clave y sustituya un signo zodiacal y usted obtiene el Ascendente astrológico que “determina” el tipo de personalidad de un individuo, del mismo modo que el signo de la llave y el signo métrico “determinan” la “personalidad” de la composición musical. Analogía adicional: los dos pentagramas de la música podrían considerarse como simbólicos de todos los tonos que son usados en nuestra tradición musical; también pueden considerarse simbólicamente, como el margen tonal completo de toda vibración audible, así como cada color especificado del arco iris tiene sus miríadas de gradaciones mezclándose imperceptiblemente entre sí por efecto de refracción de la luz. Astrológicamente este cuadro demuestra individualmente, o como un arquetipo, la gradación de la evolución humana, desde la mis densa vibración de lo más primitivo (conciencia física separativa) basta la mayor conciencia espiritualizada en maestría. El estado primitivo es el rojo y su tono es el más bajo en cualquier símbolo que usted use; el estado de maestría es de color púrpura y su tono es el “más alto en cualquier escala tonal que usted use para la ilustración simbólica. Si usted sabe escribir la notación simple, pruebe un ejemplo simple de “maestría musical astrológica”: un círculo encerrando otros cuatro círculos concéntricos; subdivídalos en cuatro cuadrantes (compases); en el punto correspondiente al Ascendente astrológico, indique fuera de la rueda una clave triple, un signo de llave y ritmo de “tres por cuatro”.
Cada uno de los tres signos de cada cuadrante es por supuesto, un “tiempo”. Usando sólo el pentagrama sobreagudo para mayor simplicidad, escriba las notas de una melodía en compás de tres por cuatro, por ejemplo, los primeros cuatro compases del “Vals Missouri”; cada cuatro compases representan una “excursión” completa del circulo. Presumamos además que el diagrama es realmente espiral. Cuando usted termine los primeros cuatro compases en su imaginación, escriba los siguientes cuatro compases en (lo que sería) el siguiente “peldaño” de la espiral, y así sucesivamente en toda la canción. Otro ejemplo: subdivida los cuatro cuadrantes en tres, produciendo las doce casas astrológicas o doce compases de música; intensifique las cúspides de la primera, quinta y novena casas, produciendo tres fases de cuatro compases (Fuego, Tierra, Aire, Agua) cada una; indique un compás de “cuatro por cuatro”, y así sucesivamente. Usted puede variar sus patrones de muchas formas, el punto es éste: simbología astrológica, simbología musical, y el espectro del color son diseñados esencialmente de la misma manera. Un círculo lo suficientemente grande para encerrar varios pentagramas podría usarse teóricamente para componer un solo vocal con acompañamiento de piano o una combinación instrumental.
Así como cada instrumento musical tiene su propia extensión tonal y cualidad tonal particulares, del mismo modo cada planeta tiene cu cualidad esencial como un enfocador de uno de los doce signos zodiacales. Las “octavas” de un planeta son los niveles de conciencia que la persona tiene hacia el principio de vida específico en ciclos de evolución sucesivos, .así como hay siete “do” musicales en el teclado del piano.
Si en la imaginación, decimos que todo ser humano evoluciona a través de siete ciclos mayores de desarrollo, éstos serían análogos a las siete octavas comenzando con el “do” más bajo del teclado del piano; los doce medio-intervalos de cada octava serían análogos a los doce signos zodiacales. El regente planetario de cada signo podría ser análogo a la tríada mayor de cada uno de los doce tonos: Venus y Mercurio rigiendo dos cada uno.
Usted puede experimentar con esta idea en muchas formas. Por un pequeño ejercicio de su imaginación, usted puede explicar por analogía varios factores musicales y astrológicos. Por ejemplo: discordancia musical y el aspecto de cuadratura; la modulación de discordancia a armonía y el aspecto sextil (la modulación de discordancia a armonía es alquimia expresada en música); la triada mayor basada en un tono especifico y el gran trino basado en un signo especifico; la nota básica de una triada mayor y un planeta en dignidad; los armónicos de dos notas tocadas juntos y los orbes de dos planetas en aspecto, entre si; el solista de una representación musical y el regente planetario de un mapa; instrumental u otro acompañamiento a un solista y todos los otros planetas además del regente del mapa. Hay un caudal de investigación imaginativa para formar títulos de composiciones musicales a través del estudio de agrupaciones planetarias por la posición de casas y posición de signos, particularmente las del regente del mapa, como “nota” clave del horóscopo. Semejantes analogías pueden ser muy fascinadoras. Su interés en ambas artes se intensificará y sus percepciones de los valores de ambas pueden ser grandemente revivificadas como resultado de tal práctica.
Ahora consideremos al astrólogo como “músico”:
Así como el gran cantante o el instrumentista interpretan a través del medio tonal los conceptos arquetípicos inspirados del manifestador musical del mismo modo el astrólogo por el poder de, la palabra presenta sus interpretaciones de los arquetipos - principios de la vida - cuando le habla a un cliente o a un grupo de estudiantes de astrología. Del mismo modo que el músico desarrolla su vehículo físico por el ejercicio técnico, así el astrólogo desarrolla su vehículo mental en la exactitud de los cálculos y el estudio de técnicas astrológicas. La “composición” que el astrólogo interpreta es siempre el ser vibratorio (la conciencia) de la humanidad. El cliente es el “compositor” de un arreglo astrológico especificado y el astrólogo es el “acólito” que sirve al sacerdocio latente del cliente. El manifestador e intérprete musical ejercitan su conocimiento de los medios estéticos (tonales y rítmicos) para objetivar sus conceptos de los arquetipos; el astrólogo ejercita su conocimiento de los medios de la vida humana según ellos especializan los principios cósmicos. El astrólogo refleja la esencia de lo que está en el horóscopo del cliente del mismo modo que el cantante o instrumentista refleja aquello que es percibido en la partitura del manifestador.
Los astrólogos “componen” cuando ellos inventan nuevos símbolos y nuevos acercamientos a la interpretación astrológica. Sin embargo, mayormente ellos - y los músicos interpretadores - comunican lo que ya ha sido manifestado, en horóscopos o en partituras musicales. Así como el trabajo del músico manifestador e interpretador enciende la audición intuicional de la humanidad, así también lo hace el astrólogo por medio del lenguaje. La “habilidad artística” del servicio astrológico depende de la claridad con que puede hacer tal ignición. Esto es en esencia, el propósito de su “canción estelar”, tal como es el propósito de los otros en su “canción tonal”. Ambos tocan, como quizás no otros dos artes puedan hacerlo, la proximidad del espíritu morador. Ambos están consagrados al servicio de “tocar el Espíritu” por el sonido en las formas más hermosas, eficaces e inspiradoras posibles.

del libro " Estudios de Astrología VI " de Elman Bacher



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